Fúmale....







Pensando...como siempre, haciendo conjeturas, abstracciones...eso que está frente a mí se parece a un beso furtivo (me gustan los besos furtivos), de repente surge entre la sombra que anidan las dos bocas el aguijón de un escorpión, de ésos que hay en el pueblo de Alfredo, que él dice que no es pueblo, es una ciudad pero la verdad es que ahí no hay nada, es como un pueblo. No como el pueblo de mi mamá, que tiene los ojos verdes muy verdes, su pueblo está junto al mar; cuando todavía me gustaba la navidad, nos despertábamos todos muy temprano para ver si ya había juguetes debajo del raquítico árbol, pero en los pueblos Santa Clós es siempre muy pobre y termina dejando notas aclarando que su poder adquisitivo está muy por debajo de lo privilegiado y que además somos muchos niños descalzos en ese pueblo junto al mar (en los pueblos siempre hay muchos niños descalzos). Luego, ese tipo de aversión hacia las celebraciones se trastoca en una especie de desdén hacia los que las disfrutan, tal vez por envidia, quién sabe, pero cuando no le nace a uno, no le nace y ya. De ahí a considerar que la alegría, como el amor, es la cosa más vulgar del mundo, y uno lo que menos quiere es ser vulgar. Falacias que nos enseñan en nuestros años de formación, y que terminan decepcionándonos del mundo y toda la gente que pulula en él, y provoca un poco de ganas de convertirse en cardo o coliflor, como diría el nada alegre Cioran, qué bien me ha quedado grabada esa cita. Cuando se mira al mundo con los ojos del escéptico no hay manera de ser feliz. Cuando no hay manera de ser feliz, el amor es algo oscuro. Cuando el amor es algo oscuro, los besos furtivos son lo más delicioso. Sí, eso que está frente a mi se parece a un beso furtivo...aunque tal vez...sólo sea una estúpida mancha en la pared.

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