El sueño de Lirva



A Ibán, por los lazos
A Lirva, por su sonrisota
Pero más a Ibán porque es su cumpleaños 


Lirva Pandulce soñó que era un jabalí. Al despertar ignoraba si era Pandulce que había soñado que era un jabalí o si era un jabali y estaba soñando que era Lirva.

***

Ibán  contempla a Joaquín —así nombró al jabalí— que a su vez contempla el círculo amarillo del tronco de un árbol. Joaquín lo mira fijamente, respira y surca la tierra con sus patas. Después de dos horas, Joaquín decide marcharse del lugar en silencio. Después llora, mastica un par de hojas y se echa a dormir. 

***




El jabalí soñó que era Ibán de León. Al despertar ignoraba si era un jabalí que había soñado que era Ibán o si era Ibán y estaba soñando que era un jabalí.

***
Ibán cree que no me doy cuenta cuando me mira furtivamente.

***

Sus ojos brillan y su sonrisa se encaja en el silencio.
Yo hablo y hablo y hablo pero él nunca responde a mis provocaciones.
-¡Ibáns!- le grito. 
No me escucha porque está surcando el suelo. Apenas lleva cuarenta minutos. 
Le faltan ochenta.

***

-Las líneas del jabalí están basadas en una ideota de Lirva Pandulce que conmovió a Ibán de León Santiago, quien debió nacer en la época de los carruajes tirados por caballos, en tiempos de López Velarde, y a quien admiro profundamente.




2 comentarios:

  1. ¡Quiero chillar! Muchas, muchas, muchas gracias. Joaquín ya es un personaje memorable.

    Besos.

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  2. Ese Ibán es bien llorón como Joaquín (el cual también cumplió años)

    Besos, migui.
    Eres como esas hojas que uno se encuentra en la calle y son hermosas y uno las guarda en la bolsa del pantalón para pasear.

    ***

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